LOS OJOS NUNCA MIENTEN

Si quieres saber cuando alguien está roto por dentro mírale a los ojos. Mírale cuando está rodeado de gente riendo a carcajadas, cuando esté de fiesta, cuando esté bebiendo y cuando esté bailando. Mírale cuando esté comiendo, cuando esté viendo una serie, o esté leyendo un libro. Mírale cuando esté en silencio, cuando esté tranquilo. Mírale cuando esté cabreado y grite. Mírale cuando sea, porque los ojos de una persona rota no cambian aunque esté esbozando una sonrisa. Las expresiones se pueden controlar, se pueden automatizar. Los músculos de los brazos, la tensión de los hombros. Todo puede convertirse en algo mecánico. Pero los ojos, nunca lo harán. Los ojos pueden comunicar más que las palabras para aquellos personas que sean lo suficientemente observadoras para verlo. Porque no es fácil mirar a los ojos, nos pone tensos, por el miedo que tenemos de poder descubrir que siente la otra persona o que la otra persona descubra algo de ti.
Puedes sonreir, pero los ojos nunca expresarán felicidad. Puedes cabrearte, pero los ojos nunca mostrarán enojo, sino pena. Puedes fingir, pero quien sepa y se atreva a mirarte a los ojos, sabrá que estás roto.

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