COMO PIEZAS DE UN PUZZLE
Volver a repetirnos que se acabó. Que ya no hay más. Juntos somos pasado y yo soy presente.
Decirnos que no funcionó, que alargamos demasiado el tiempo intentando que éste volviera a colocar las piezas donde estaban. El problema es que nunca entendimos que el puzzle había cambiado y que ya las piezas no encajaban. Eran distintas.
Nos dimos espacio para saber si era la rutina la que estaba quemando lo nuestro. Creímos que con un poco de aire nuevo podríamos volver a sentir lo mismo. Pero ese aire lo único que hizo fue terminar de arrastrar todas las cenizas que quedaban entre nosotros. Porque nosotros ya no haciamos fuego. El gas se había acabado y la chispa ya no prendría.
Finjíamos que no notabamos que el espacio entre nosotros era cada vez más grande y que cada vez nos comprendíamos menos. Cada vez te conocía menos y lo mismo te pasaba conmigo.
Pero fue mucho más tarde cuando entendimos que hay trenes que aunque compartan vías, llegan a un punto en el que tienen que separarse y tomar cada uno un destino que les lleva a diferentes lugares transportando mientras miles de personas. Y ahora entiendo que igual que los trenes un día se separaron, un día cualquiera se pueden volver a unir coincidiendo otra vez en el mismo rumbo.
Decirnos que no funcionó, que alargamos demasiado el tiempo intentando que éste volviera a colocar las piezas donde estaban. El problema es que nunca entendimos que el puzzle había cambiado y que ya las piezas no encajaban. Eran distintas.
Nos dimos espacio para saber si era la rutina la que estaba quemando lo nuestro. Creímos que con un poco de aire nuevo podríamos volver a sentir lo mismo. Pero ese aire lo único que hizo fue terminar de arrastrar todas las cenizas que quedaban entre nosotros. Porque nosotros ya no haciamos fuego. El gas se había acabado y la chispa ya no prendría.
Finjíamos que no notabamos que el espacio entre nosotros era cada vez más grande y que cada vez nos comprendíamos menos. Cada vez te conocía menos y lo mismo te pasaba conmigo.
Terminamos por poner silencio cuando no había más que decir en vez de intentar alargar nuestras palabras. Colar un "te quiero" y un beso, un abrazo o simplemente una mirada de esas que te permiten ver el alma y el mar si es lo que quieres.
Terminamos quemados, sin ganas ya de luchar por un futuro que hace tiempo que se había esfumado. Nos dijimos que lo habíamos intentando, que habíamos estado luchando contra nuestro propio destino que estaba muy lejos del del otro. Queríamos cambiar el rumbo, unir caminos, volver a unir las piezas, nuestras piezas, y volver a sentirnos hogar el uno con el otro.Pero fue mucho más tarde cuando entendimos que hay trenes que aunque compartan vías, llegan a un punto en el que tienen que separarse y tomar cada uno un destino que les lleva a diferentes lugares transportando mientras miles de personas. Y ahora entiendo que igual que los trenes un día se separaron, un día cualquiera se pueden volver a unir coincidiendo otra vez en el mismo rumbo.
Las piezas del puzzle están en un continuo cambio. Nunca se quedan fijas porque cada una puede llegar a formar diferentes paisajes. Lo bueno es encontrar el puzzle perfecto donde hacerlo.
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