ADIOS

Y te fuiste de la noche a la mañana, aunque ya lo esperaba.
Te fuiste no sólo dejandome sin alguien más en mi vida, sino también a un hijo que te quería con locura, mi padre.
Siempre fuiste una mujer fuerte, independiente, pero a la vez dependiente. Viviste gran parte de tu vida sola, y eso te hizo crecer y ser más fuerte. Fuiste una gran madre en lo poco que se, y aunque no pasáramos tanto tiempo juntas, también una gran abuela.
Me gustaría haber vivido contigo momentos dramáticos de mi vida, esos momentos críticos de cambio de maduración como digo yo. No te tuve en los mejores momentos, pero siempre hubo un después para hablar de ello.
Viviste la vida que querías, en tu casa, con tus mascotas. Viviste sana durante mucho tiempo aunque con los achaques de los años, y es que los años no se curan. Hicistes lo que querías a pesar de los demás. Alguna vez me hubiera gustado que hicieras caso a lo que te decían, pero siempre te comprendía.
De un día para otro el universo decidió que era tu hora, y tú aún ahí seguiste luchando.
Se acabo la batalla a la que llamamos vida, abuela. Es tu hora, de volar libre, sin dolores, y vivir en paz. Me llevo de ti las mejoras lecciones, me llevo tu vitalidad, tu cabezonería. Te llevo a ti en mi corazón por siempre. Porque la gente no muere si se sigue recordando. Tú nunca morirás.

Espérame allí donde estés, y mirame desde arriba. Siempre te tuve presente en los mejores momentos y te tendré presente en los que vengan.

Te quiero abuela.

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