CAPÍTULO NUEVO

Puedo decir que este año ha sido uno de los años más duro de mi vida, y eso que he tenido muchos. Ha sido un año largo en unos sentidos pero muy corto en otros. Largo en los malos momentos, corto en los mejores, esos que te dan la vida.

Este año era el último que pasaba rodeada de mis amigas todos los días y compartiendo clase. El ultimo de bachiller, el primer paso para una nueva etapa.

El año empezó con esperanzas y miedos. Promesas y decepciones, pero también con alguna victoria. Las cosas no cambiaron mucho, la vida seguía igual.

Este año he perdido a una persona especial que ahora me cuida desde arriba y suma una estrella más al firmamento. Me he dado cuenta con esto de que es perder a alguien con esta edad, cuando ya si eres consciente de lo que ocurre. He sentido dolor. Tristeza. Rabia. He llorado mucho, pero me he hecho un poquito más fuerte con cada paso y con cada día.

He reforzado aún más la unión con mis amigas y he sentido que nada me faltaba si las tenía a ellas a mi lado.

He aprendido, me he esforzado y he conseguido muchas metas en los estudios para poder el día de mañana ser quien quiera ser. Aún no se que quiero, ni que voy a decidir, ni a donde voy a ir. Siempre he sido demasiado indecisa para tomar decisiones y más ahora que me juego demasiado. Pero he aprendido que elija lo que elija debo de hacer algo que me llene, porque se que no hay peor cosa en la vida que no vivir la vida que quieres, y lo sé por experiencia.

He tenido muchas desilusiones tanto con la gente como conmigo, y al fin y al cabo las que más duelen son con uno mismo.

Me he rendido muchas veces, he salido corriendo y me he ido por el camino fácil. Pero me he levantado a pesar de no tener razones y he seguido sin mirar atrás y dejando de recordarme todo lo que me he perdido.

No hay vuelta atrás. No podemos volver a septiembre y vivir el último año otra vez. No podemos vivir los momentos con más intensidad y dejando pasar los malos.

Ha pasado. Se acabó. Y esto es sólo el principio.